Según ha trascendido, Miguel Herrera está a punto de ser despedido como director técnico de la Selección mexicana después de agredir Christian Martinoli en el aeropuerto de Filadelfia. De ser así, La Federación estaría haciendo lo correcto: seguir permitiendo las procacidades del “Piojo”, que se han ido permeando en los jugadores sólo causaría un caos irreversible que para cuando se enfrenten las eliminatorias, habría sido muy tarde.
Los errores del “Piojo” son muchos, desde su actitud llanera en la cancha, retar a golpes a árbitros, entrenadores, hasta jugadores contrarios, que según él, siempre son los responsables de que su equipo no haga bien las cosas. El uso de su cuenta de Twitter para promocionar a un partido político tan repudiado como acabó su imagen tampoco fue un acto sensato. Y definitivamente, el hacer personal el asunto de Martinoli, un narrador que brindó su opinión, una opinión que se identificó con la mayor parte de la afición, dejaron expuesto a un Miguel Herrera, quien por su falta de inteligencia, acabó cometiendo suicidio inconsciente…y también anunciado.
Nunca entendió que ya no era el entrenador del Atlante, que los personajes excéntricos, cuando se saben excéntricos, tienen una fecha de caducidad irreversible cuando son el foco de atención de millones.
