Redaccion
Se enfrentaban Real Madrid y PSG en la vuelta de los octavos de final de la Champions League en uno de los partidos de la temporada, ambos tenían el mismo objetivo, conseguir el tan ansiado billete a los cuartos de final. Tras el 1-0 de la vuelta y la exhibición de Mbappé en el Parque de los Príncipes todo hacía indicar que el conjunto francés partía con una considerable ventaja para pasar a la siguiente ronda, pero el fútbol es un deporte tan loco e impredecible que finalmente hizo que saltara la sorpresa en el Bernabéu. Los de Ancelotti se marcharon 0-1 perdiendo al descanso después de hacer una primera parte nefasta, sin embargo, un “regalo” del arquero Donnaruma propició el inicio de una remontada épica hasta el 3-1 final.
Salió el Madrid a intimidar al PSG con una presión asfixiante durante los primeros 10 minutos, y pese a que le ayudó a controlar la posesión del balón, no le sirvió para amenzar la portería del elenco parisino. Si hay algo que caracteriza al equipo francés actualmente, es la calidad individual de sus jugadores, cada vez que el Madrid salía a presionar a campo rival aparecían jugadores de talla mundial como los Verrati, Messi, Neymar, etc., que le daban al equipo una buena salida de balón terminando las jugadas en contras peligrosas para las inmediaciones madrididistas. Daba la sensación que en cualquier jugada de este tipo el PSG podía hacer el primer tanto del encuentro, así, tras un pase en profundidad de Neymar a la espalda de la defensa merengue que recogió Mbappé (le habían anulado un gol previamente), supuso el primer gol del partido tras una excelente galopada del crack francés demostrando por qué es actualmente uno de los mejores jugadores del planeta.
El PSG es un equipo al que no lo quema la pelota, los jugadores se sienten cómodos jugando en espacios cortos y no se ven amenazados por la presión del rival. Es por eso que quizás el planteamiento inicial del Real Madrid no fuese el más idóneo para tener el control del partido, en el panorama ofensivo exceptuando un tiro lejano de Benzema al que respondió de manera extraordinaria Donnaruma, el Madrid no tuvo mucho acierto de tres cuartos de campo hacia delante. Tampoco estuvieron acertados en defensa, cada vez que el PSG superaba la primera línea de presión del Madrid, la sensación de peligro corría en la grada del Bernabéu.
La segunda parte comenzó igual que terminó la primera, con la única diferencia de que el Real Madrid ya no iba a la presión, el PSG con el resultado a favor era el encargado de llevar el peso del partido y el Madrid no se sentía para nada cómodo. La noche pintaba mal para los merengues cuando Mbappé hizo una genialidad delante de Courtouis y marcó el segundo, pero lo que parecía que definitivamente acababa con las opciones de los blancos para pasar de fase, generó un efecto totalmente contrario, el VAR anuló el que hubiese sido el tercer tanto del joven francés en la noche. Sin duda, este fue un gran punto de inflexión que marcaría el devenir del partido, a partir de entonces el encuentro sufrió un cambio de guión dramático, nunca deis por el muerto al Madrid, y menos en la máxima competición europea. Corría el minuto 60 y Benzema presionaba al portero italiano del PSG, que le regalaba a Vinicius la pelota para que este se la devolviese a Benzema y marcara el empate para la desatar la locura en Madrid.
El Real Madrid se lo empezó a creer y al PSG le entró el miedo en el cuerpo mientras la grada empujaba como no lo había hecho en todo el partido, Ancelotti movió el equipo y los cambios le dieron otro aire al Madrid que empezó a desplegar una superioridad masiva sobre el verde. Tras unos minutos del dominio blanco, Modric se sacaba de la chistera un pase deslumbrante para que Benzema pusiera por delante al Madrid en el electrónico. Estaba la afición celebrando el segundo gol de su equipo, cuando otra vez el propio Benzema aprovechaba el regalo de Marquinhos para marcar su hat-trick particular en una noche histórica y poner por primera vez al Madrid por delante en la eliminatoria. El PSG se mostraba inédito ante la situación y no supo sobreponerse a la adversidad quedando eliminado otra vez en octavos por cuarta vez en seis años.
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Robo de la Copa Mundial 1966, Jules Rimet.
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