Por Roberto Garza Lira
Existe algo muy de moda: tener razón a toda costa. Muchas veces sin argumentos, otras con aseveraciones a medias, con estudios tergiversados, con opiniones robadas (de manera muy cínica) y la infalible patada de ahogado: ser quien hable (o maldiga) más fuerte.
Mi problema con la palabra “experto” es la arrogancia implícita que esta lleva. Además, incentiva al pleito y motiva a que te bajen de ese pedestal de prepotencia. No dudo que una persona pueda dominar un tema y que sus opiniones sean las más acertadas entre sus colegas y miembros de su rubro. Tampoco dudo que alguien que se autoproclama experto de verdad lo sea. Pero la arrogancia tiene que parar.
Yo no me proclamo experto de nada, yo me digo analista, crítico y expositor. Alguien que busca que cada cosa que diga sea respaldada por evidencia en forma de estadística, datos y estudio. Incluso, el espacio que queda para ser cursi y soñador, debe tener un trasfondo y una razón de ser. Mi fe en Matthew Stafford viene por el liderazgo que ha mostrado desde que se lesionó el hombro y regresó al partido para ganarle a Cleveland en el último segundo. Mi predicción de una mejora en los Jaguares estaba sustentada en el núcleo jóven del equipo y la manera en que se estaban desarrollando Bortles, los Allen y Telvin Smith (y el billullo que le metieron esta temporada baja). Después de análisis y estudio, predije que Dallas debía de elegir a Dak Prescott en el draft ya que era el mariscal que mejor podría desarrollarse en el ambiente del equipo y que tenía atributos para ir construyendo alrededor de él. Un experto habla con prejuicios, un crítico habla con datos.
Y luego entramos directamente a cuando el experto peca de arrogante. No niego que la experiencia sea algo admirable, pero ¿qué pasa si los tiempos cambian y el conocimiento empírico no se adapta a la actualidad? Existen pseudo-expertos que creen tener la razón únicamente porque ellos lo dicen y su fama y experiencia los respalda. ¿Dónde está tu análisis? ¿En qué se sustenta tu opinión? ¿Qué pasa si aún con los años de experiencia no aciertas? Puedes estar decenas de años viendo el fútbol americano y nunca estudiarlo ni analizarlo a fondo. ¿Una persona que ha pasado toda su vida viendo por encima el fútbol tendrá una opinión de más peso que otro que ha estudiado a profundidad por cuatro años? El ver por ver, hablar por hablar y opinar por opinar no debiera de tener peso alguno. Por eso, para mi, la experiencia está sobrevalorada. No estoy diciendo que no sea un factor admirable, pero sí que existen oídos que solo oyen un apellido y no un mensaje.
En mis tiempos redactando notas y artículos de opinión (y uno que otro debate en páginas piteras) recibí muchos comentarios acerca de que mi opinión no era válida porque nunca había jugado fútbol americano. Esto es de risa. Incluso, a Roberto Abramowitz, uno de mis comentaristas favoritos le hicieron un comentario similar a lo cual respondió con derroche de elocuencia: “Por cierto, para la gente que dice que no puedo opinar sobre el golpe a Matt Moore por qué “no jugué”, es como decir que no puedo decir que la leche está agria por que no soy vaca.”
Totalmente de acuerdo
Cuando estamos hablando del análisis de un equipo o de un jugador uno puede hacer uso de estadísticas y modelos probabilísticos para hacer sus juicios. Pro Football Focus ha hecho una reputación impresionante como el mejor estadístico y calificador del mundo del fútbol americano. En el mundo del football, no hay estadísticas como las de PFF. Pero hay muchos más que proveen de datos y modelos bastante interesantes, mi favorito es Ed Feng de The Power Rank.
Un poco más en el tema, quienes normalmente dicen que uno no sabe del tema porque no ha jugado, al menos en México, son personas cuyo máximo nivel de juego (potencial) ha sido colegial. Estamos hablando de niveles completamente diferentes de juego en cuanto a complejidad y preparación física y mental. Con cucharada de su propia medicina: ¿qué vas a saber de NFL si nunca jugaste en la NFL? Porque al final del día, hablamos de equipos, de jugadores, de la liga, hablamos en nivel macro.
Inclusive, siguiendo esa misma línea, las únicas personas preparadas para hablar de la NFL serían ex-jugadores de la misma. ¿Han visto los análisis y las opiniones de Maurice Jones Drew y Ike Taylor en NFL.com? Son los más débiles y desconfiables de entre sus compañeros. La opinión de Dan Hazus y Gregg Rosenthal es mucho más confiable y sostenida en datos. Sus análisis son mucho más críticos y precisos. Y sin jugar.
Y todo esto es para decir que cada vez se pierde más el mensaje y a los que vemos en la televisión solo quieren tener la razón porque sí. Por su fama, por su nombre. Como si eso lo fuera todo. Cada vez veo menos análisis, más prejuicio. Vemos a un Enrique Garay que confunde e inventa nombres durante todo un partido. Escuchamos comentarios redundantes y obviedades en palabras que suenan pretenciosas. Pasan al aire debates que se sostienen en el clásico y gastado “es que es Brady goey, van a ganar”. El internet está plagado por gente que habla por hablar y demerita por afán.
Si esos son los “expertos”, que se queden siendo “expertos”. Yo me quedo con los críticos, con los analíticos, con los que investigan, con los que van más allá de una corazonada. Y ojalá, llegue una generación que cuando lea a un experto o a un crítico inmediatamente reflexione, lo cuestione, investigue y proponga.
Cuestiona todo. Cuestiona a todos. Sin importar su experiencia. Sin importar su cadena de televisión. Sin importar apellidos. Sin importar sus likes. Cuestiona, investiga y responde.
GIPHY App Key not set. Please check settings