La fiscalía británica acusó hoy a seis personas por la tragedia de Hillsborough en 1989, en la que 96 aficionados al futbol murieron aplastados en un estadio.
Entre los señalados estaba el responsable policial del recinto ese día, David Duckenfield, acusado de homicidio por negligencia grave. El ex jefe de la Policía de South Yorkshire, Norman Bettision, fue acusado de mala conducta en un cargo público por mentir sobre el desastre y sus consecuencias.
El abogado de la Policía de South Yorkshire fue acusado de actuar “con intención de desviar el curso de la justicia pública” por los cambios en las declaraciones de testigos durante una pesquisa sobre la tragedia.
“El proceso penal ha comenzado ahora y los acusados tienen derecho a un juicio justo”, dijo Sue Hemming, fiscal jefe para delitos especiales y antiterrorismo.
La tragedia del estadio de Hillsborough, en Sheffield, se produjo cuando más de 2 mil aficionados del Liverpool llenaron una zona de gradas de pie detrás de una portería, con el estadio con capacidad para 54 mil personas ya prácticamente lleno para el partido contra el Notthingham Forest. Las víctimas fallecieron aplastadas contra las cercas metálicas antimotines, pisoteadas o ahogadas.
En ese momento, los comportamientos violentos en el futbol eran habituales, y hubo intentos inmediatos de defender la labor policial y culpar a los aficionados del Liverpool. Circuló una versión falsa que culpaba a seguidores alborotadores sin boletos, una interpretación que las familias han rechazado durante décadas.
La investigación original clasificó las muertes como accidentales. Pero las familias apelaron la decisión y lograron que se revocara en 2012 tras una amplia pesquisa que revisó documentos antes secretos y reveló malas prácticas y errores de la Policía.
La fiscalía había considerado una cifra de 23 sospechosos, incluidos particulares y organizaciones.
Los sucesos de Hillsborough derivaron en una amplia modernización de los estadios en toda Inglaterra. En las principales categorías, las canchas se transformaron en espacios más seguros, sin gradas de pie, y derribaron las vallas que rodeaban el terreno de juego.
“Todo lo que queremos es que se asuman responsabilidades, nada más y nada menos”, señaló Margaret Aspinall. Su hijo James, de 18 años, murió en Hillsborough.
GIPHY App Key not set. Please check settings