Era imposible imaginar que después de haber ganado la Súpercopa de Europa y España, el Real Madrid estaría peleando por mantenerse en la zona de Champions y no por el título de Liga. Tan imposible como pensar que el Leganés lo eliminaría de la Copa del Rey en el Bernabéu, remontando. Y sin embargo, así fue, así es.
El equipo que estaba destinado a marcar una época (así lo aseguraban los que saben, que muchas veces saben muy poco), se jugará ante el PSG el futuro de su temporada, que no viene siendo otra cosa que conseguir un crédito de esperanza y aspirar a pagarlo poco a poco, incrementando su deuda, con el fin de no quedarse en la calle en febrero.
Si algo sabe el Madrid es precisamente revertir una temporada en una noche de Champions. Porque a veces el tiempo insiste en que no se pierda la mística en el futbol, nos topamos 20 años después con la obligación por parte del conjunto blanco de trascender en Europa para no echar toda una temporada a perder. En el 98, con circunstancias muy parecidas en la Liga y en la Copa del Rey, terminaron levantando su séptima Copa de Europa ante la Juventus.
Eleonora Giovio, periodista que trabaja para El País, entrevistó a Cañizares, Roberto Carlos, Iván Helguera y Mijatovic, jugadores que formaron parte de aquel equipo. Los tres coinciden que para el Madrid es fácil cambiar de chip y revertir las cosas de la noche a la mañana, especialmente cuando suena el himno de la Champions. “Es como cambiar de coche. Si sabes conducir, no hay problema. Te sale natural”, aseguró Helguera.
“Los jugadores del Madrid son conscientes de que son una gran plantilla porque han ganado todo lo que se podía ganar. Inconscientemente, cuando lo has ganado todo empiezas no sólo a elegir competiciones, sino también los partidos. El hambre y la motivación no son las mismas, por mucho que ellos digan que sí. Por eso se ven partidos tan diferentes y un día se ve a un Madrid con una cara y tres días después otra completamente diferente”, explicó de mejor Manera Mijatovic, el anotador del gol con el que se coronaron en Amsterdam.
En la víspera de este partido, he llegado a pensar que no se podían enfrentar a un mejor rival. El PSG, equipo que aspira a trascender en Europa formando un equipo a base de billetazos, corriendo el riesgo de darse cuenta que no hay proyecto más endeble que el originado de esa forma, es perfecto para dar un golpe en la mesa y no dar por muerta la temporada en la que los blancos se tenían que afianzar como un equipo de época y no convertirse en la comidilla de los programas de televisión que saben alimentarse tan bien de este tipo de crisis.
En diciembre, Juan Tallón escribió que “el futbol transcurre en terrenos tan inciertos que para que los hechos seguros cambien sólo se necesitan unos minutos y quizás un gesto”. El Madrid, recordemos, tiene licencia, maestría y doctorado en eso.
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