El futbol en México es discriminatorio – quizá en todo el mundo – , y la discriminación no se reduce al grito de “eehh, puto” en los estadios o a las agresiones racistas en contra de jugadores extranjeros, o a los prejuicios en contra de las mujeres que se atreven a jugar este deporte. Hay muchas formas. Algunas son visibles, otras no tanto.
El periodista Raúl Vilchis acaba de hacer visible un caso: el de las futbolistas Bianca Sierra y Stephany Mayor, seleccionadas mexicanas que decidieron salir del país a buscar otro lugar en donde jugar, con el fin de no ser criticadas por su homosexualidad.
Sierra y Mayor se encuentran actualmente en Akureyri, una ciudad de Islandia donde han logrado jugar al futbol y ser aceptadas.
Dice el autor del reportaje que se publicó en el New York Times que “Mayor, delantera y Sierra, defensa, posiblemente sean las primeras atletas profesionales abiertamente homosexuales de México y, definitivamente, son las primeras personas de la selección – varonil o femenil – que han discutido su orientación sexual. Ambas han representado a México en competencias internacionales y fueron parte de la selección que disputó la Copa del Mundo de Canadá 2015”. Y dice bien. No hay registro de un caso como el suyo.
En México, el entrenador de la selección femenil en ese entonces y que duró en ese puesto 18 años, Leonardo Cuéllar, les ordenó que escondieran su relación: “A mí no me importa si son novias o no, pero no las quiero ver ahí agarradas de la mano o haciendo desfiguros”.
También, cuando revelaron su relación en redes sociales, recibieron varias ofensas como: “No quiero que un par de machorras me representen. Dan asco” o “en mi barrio ya las hubiéramos quemado”. Sobre los comentarios, Bianca confesó: “A mí me sorprendió que todos los comentarios malos estaban en español; en inglés todos eran comentarios positivos”.
Desde el año pasado, con la ayuda de la agente de Sierra, las dos buscaron oportunidades en el extranjero: Sierra fue contratada por un equipo en Noruega y Mayor por el equipo islandés donde las dos juegan ahora. Cuando Mayor se estableció como figura del equipo, “cabildeó” para que Sierra también fuera contratada.
Es paradójico que el futbol, un deporte que reúne masas y distintas culturas, continúe siendo tan discriminatorio. La historia de estas dos futbolistas no es otra cosa que un reflejo doloroso de un país que discrimina, mientras se la pasa quejándose de otras discriminaciones de las que es víctima. No nos viene mal mirarnos al espejo y preguntarnos: ¿qué nos hace más mal?
La nota de Raúl Vilchis la pueden leer completa en: https://www.nytimes.com/es/2017/07/06/mexico-bianca-sierra-stephany-mayor-homofobia/?action=click&clickSource=inicio&contentPlacement=1&module=toppers®ion=rank&pgtype=Homepage
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La foto fue tomada del Instagram de Bianca Sierra.
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