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Reflexión sobre la nueva regla ’10+8′

El día de ayer se anunció la decisión de la asamblea de dueños de quitar el límite de jugadores no nacidos en México, con la condición de que se presenten 8 futbolistas mexicanos de los 18 que se registran por encuentro. La justificación de esta nueva medida es “promover el desarrollo del futbol”, según Enrique Bonilla, presidente de la Liga Mx.

La polémica que se ha desatado a raíz de esta decisión es grande, algunos están en contra y otros la apoyan. Tomando en cuenta que las personas que manejan el futbol mexicano pretenden lo mejor, puedo pensar que se quiere incrementar la calidad de juego a través de la inversión en jugadores extranjeros y desinflar los costos de los jugadores no nacidos en México, igual que los naturalizados, ya que estos no jugarán como mexicanos.

Se prevé que esta medida atente contra el talento nacional, dificultará, sin duda, la llegada de jugadores mexicanos al once titular de cualquier equipo. Es posible que se valore aún más la inversión realizada en un extranjero que el riesgo de jugar con un canterano. Todavía más

Las personas que se han quejado de esta medida argumentan que es una afrenta contra el progreso del futbol mexicano, que al no recibir minutos los jugadores nacidos en México, la calidad de la Selección se verá afectada. Y es probable que eso suceda, pero que acaso una liga de futbol está obligada a tener los mismos intereses que una Selección. No. Sin embargo, en México, hasta ahora la liga siempre había sido manipulada a favor de los intereses del Tri. Por eso entiendo que esté inculcado este argumento en el medio futbolero.

¿Pero qué tanto incrementará la afectación en el jugador mexicano?: en las pasadas Semifinales, el Pachuca presentó a 8 mexicanos de 18, León a 7, Rayados a 8 y América a 9. Esta no es una medida que influya repentinamente en el futbolista mexicano, estos han sido desvalorados desde hace ya un tiempo, la tendencia nos indica que no es una decisión espontánea, por lo tanto, estoy en desacuerdo con la reacción de sorpresa y nacionalista de muchos.

Rafa Márquez aseguró que “provocará que no haya jugadores con talento o camadas dentro de las mismas instituciones y estas plazas las ocupen extranjeros”, añadió que “el jugador no tiene voz ni voto, no hay un sindicato como en Italia, España o Argentina para pelear por algo digno. Tenemos que seguir órdenes como el pacto de caballeros y no podemos hacer nada”.

Esta declaración me hizo reflexionar sobre la hipocresía de la mayoría de los jugadores mexicanos, históricamente cómodos con sus salarios millonarios y despreocupados por el bienestar de su profesión. Rafa Márquez no ayuda en nada con mostrar su malestar e indignación, sino hace que nos preguntemos, ¿por qué un jugador de su categoría, con su liderazgo, nunca ha tomado la bandera de los derechos de los futbolistas y peleado por ella? ¿Por qué no cualquier otro? En el olvido se encuentra todo lo que hizo Chema Huerta por el futbolista mexicano y en mi memoria, y de algunos otros, permanece el desprecio y la traición hacia su iniciativa.

Decir que el futbolista mexicano no tiene voz ni voto no es encontrar el hilo negro.

Lo peor que puede pasar con esta iniciativa es segregar todavía más a los futbolistas que militan en México, pero también los podría unir, a todos ellos, cómodos con sus carros de lujo, sus contratos, despreocupados y desidiosos por el bien común de su profesión, a la cual siguen apreciando de la forma más superficial que hay.

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Written by Miguel Lapuente

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