Los equipos de la NFL han entrado en guerra con el presidente de Estados Unidos luego de arrodillarse durante el himno nacional previo al inicio de los partidos.
Bajo el argumento que la protesta es un “insulto a la Nación”, los jugadores han sido objeto de una dura crítica. Pero lo que me es inverosímil es que el Presidente de Estados Unidos dedique más tiempo a atacar, insultar, demeritar e incluso ridiculizar la protesta por parte de los jugadores de la NFL que a abordar el origen de dicha protesta.
El gobierno (y en parte los medios de comunicación) ha buscado convertir la discusión en un tema de patriotismo simplista, cuando el verdadero tópico es la discriminación racial.
Colin Kaepernick, quien fuera quarterback de los San Francisco 49ers, puso el tema sobre la mesa al quedarse sentado durante el himno nacional en un juego de pretemporada en 2016. Cuando se le preguntó sobre el tema, Kaepernick comentó:
“No me voy a levantar para mostrar orgullo por la bandera de un país que oprime a la gente negra y a la gente de color”.
Pero aparentemente es más importante que la discusión se mantenga siendo sobre si esta forma de protestar es una falta de respeto a la bandera.
No es una falta de respeto usar la bandera como ropa interior, trajes de baño, paliacates para cubrir la calvicie prematura, paraguas, servilletas, anuncios publicitarios de todo tipo de marcas, toallas, cobijas; pero el alzar la voz en contra de la brutalidad policiaca hacia los afroamericanos sí lo es.
La indignación no debería ser en contra de aquellos que usan sus libertades para protestar por una injusticia, sino en contra de los asesinatos de inocentes a manos de policías a causa de su color de piel.
“En la famosa serie Game of Thrones, el doblar la rodilla representa la forma más grande de respeto y lealtad”, dijo Neil deGrasse Tyson.
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