Para el 15 de diciembre del presente año alrededor de las 5.30 de la tarde hora del pacífico, las luces del Oakland Alameda County Coliseum se apagaran, en los días siguientes se removerá la pintura y el escudo del campo, así como las dos zonas de anotación de un lado diciendo Oakland, del otro Raiders, los postes de goles de campo de igual manera serán retirados y se destapara la sección Mount Davis (hecha en los 90’s para traer a los Raiders de regreso a Oakland). La próxima vez que el coliseo vea acción será para la temporada de baseball de los Athletic’s. Hasta el momento no parece nada fuera de lo común, tomando en cuenta que los Raiders no han albergado un partido de playoffs en casa desde el 2002, este ha sido la rutina de los últimos 17 años, después del último partido en casa de los Raiders en la temporada. Donde radica la diferencia, es que ya nunca más, el coliseo se teñirá de negro y plata.
Nací en 1996, la primera temporada que vi de NFL fue la del 2002, año en que los Raiders llegaron al Super Bowl, es el equipo que crecí apoyando toda mi infancia y adolescencia (en realidad era un fanboy, incluso en esta década, llegué a creer que Pryor era la respuesta a qb, por se el último pick de Al Davis, crecí odiando a los Broncos, Chiefs, Chargers, obvio también a los Pats porque tuck rule). Si eres un seguidor recurrente de este deporte sabrás que los Raiders no han sido buenos en mucho, mucho tiempo, por lo que al no encontrar diversión de mi equipo los domingos de otoño, empecé a ver el juego de otra manera, me empezó a interesar el juego en sí, su historia, los planes de juego, entre otras cosas, al punto de convertirme en un intento de football nerd (aún no tengo el football IQ, para considerarme un football nerd). En las últimas temporadas ya no soy un fan tradicional de los Raiders, soy un gran crítico de ellos, como de cualquier otro equipo que no hace las cosas bien, ya no espero en que este sea el año de los Raiders y que mágicamente ganen su división o pasen a los playoffs, he visto a los Raiders los últimos años como cualquier otro equipo si ganan bien por ellos, sino que mal por ellos. Pero este domingo será diferente el fanboy que defendía a morir la selección en primera ronda de Darrius Heyward Bay, regresará por una última vez, ya que espero y quiero que los Raiders ganen el domingo.
Podemos mencionar demasiados problemas de la organización que llevaron al punto en el que estamos, el último partido en Oakland contra los Jaguars. El primero en señalar debería ser Mark Davis que ha quedado más que claro que no tiene las habilidades requeridas para ser dueño de una franquicia de NFL, la mayoría de los dueños siguen sorprendidos que Mark Davis encontrándose en un mercado privilegiado, uno de los mejores del país en cuestión a deportes como lo es el área de la Bahía en San Francisco, no cuente con el flujo de efectivo suficiente para poder construir un estadio (los ratings de televisión en un partido normal de los Raiders, son ratings de playoffs en otros mercados como Cincinnati). El no querer haber compartido estadio con los 49ers cuando Roger Goodell se lo propuso, los intentos fallidos de irse a otras ciudades, y tener que bajarse los pantalones (no literal) para que le aprobaran la mudanza a Las Vegas tampoco ayudan su reputación. Ni al equipo que debido a la aceptación de moverse de ciudad lleva consigo dar un partido en casa al año para jugar en el extranjero, lo que desembocó en esta temporada en un plazo de seis semanas donde los Raiders no jugaron en Oakland, teniendo un juego en “casa” contra los Bears que fue en Londres. Los equipos odian jugar un partido fuera de los Estados Unidos, cuando ellos son los locales, pues ahora juegas 9 partidos de visita en lugar de 8, y créanme lo que menos afecta es que no tienen la localía de los fans, sino que los procesos de logística, como el desgaste de viajar afecta en el cuerpo de los jugadores, ya que, resultan bastante cansados. También podríamos señalar a la ciudad de Oakland que al encontrarse en quiebra no pudo ayudar a construir un nuevo estadio, cuando Mark Davis expresó en más de una ocasión que su preferencia era Oakland (ahora Mark Davis está siendo demandado por la ciudad de Oakland, pero esa historia para otro artículo). Cómo veamos la situación y señalemos a las partes que queramos señalar, la única cosa segura, es que a menos de que ocurra un retraso en la apertura del estadio de Las Vegas, esa será la casa de los Raiders el próximo septiembre.
El propósito del artículo es centrarme en los fans de Oakland aquellos que han soportado desde 1995 solo cuatro temporadas ganadoras, aquellos que han visto más humillaciones a su equipo que alegrías, el domingo tendrán una última oportunidad de crear una memoria antes de decirles adiós a los que fueron sus Raiders. El adiós final no es el mejor de todos, pues en lugar de despedirse del lugar que ha visto tantas buenas memorias, como lo es “The sea of hands”, en un partido de prime time contra uno de los grandes rivales del equipo, será a la 1:05 de la tarde hora local, en contra de Gardner Minshew y los Jaguars, un equipo con el cual los Raiders no comparte ninguna historia. Es por eso que muchos fans consideran el verdadero adiós el 24 de diciembre de 2018 en el último Monday Night de la temporada en contra de los Broncos, donde Derek Carr y Jon Gruden empezaron desde la zona touchdown del lado sur, lugar donde se encuentra el Black Hole, estrechando las manos de cuantos fans pudieran, en la pantalla se veía un letrero de agradecimiento a los fans, y después de una hora de haberse terminado el encuentro el estadio seguía lleno, los guardias no pedían a la gente que se retirara, seguían poniendo música en el estadio (en especial el remix de 5 on it, una canción característica de Oakland), todos seguían bailando y disfrutando el triunfo del equipo, viendo el campo de juego una última vez.
Una de las grandes preguntas que se tiene es porque los fans de los Raiders irían al partido el domingo, después de que el día de ayer, perdieron su tercer partido consecutivo por 21 puntos o más, y cuando han quedado eliminados de toda esperanza de playoffs. Era de esperarse que desde el 2017 la asistencia de los aficionados disminuyera, como fue el caso de San Diego cuando se entero de los planes de mover al equipo de Dean Spanos, pero los fans han asistido los últimos tres años, la asistencia sorprende todavía más cuando consideramos que este año, el pleito entre la ciudad y Mark Davis se intensifico. Toda la temporada los fans han demostrado que no les importa eso, y han llenado el estadio, por lo que no se espera que el domingo solamente asistan, sino que disfruten cada momento de ello. Sin importar cuantas veces el equipo les demuestre a los fans que no les importan (y vaya que han sido demasiadas), la Raider Nation mostrara un amor incondicional (incluso a veces incomprendido) al equipo. El ambiente será nada parecido al de Cleveland en 1995 donde los fans llevaron sierras al estadio y empezaron a cortar los asientos arrojándolos al campo, que hizo que el partido se jugara solo de un lado.
Espero que el tailgate sea como cualquier otro domingo, igual de ruidoso y vibrante, con fans con jerseys de Derek Carr, Ken Stabler, Tim Brown, Howie Long, Charlie Garner, Charles Woodson, Khalil Mack, Darren McFadden, Marcus Allen, Bo Jackson, Willie Brown, Marshawn Lynch, Rich Gannon, y podría seguir y seguir. Tomando cervezas y una que otra sustancia para estar en el ambiente haciendo que el estadio huela a una sustancia particular, que solo se podría percibir en el coliseo de Oakland y en el festival de Woodstock de 1969. El ambiente seguirá en el estadio donde la sección conocida como The Black Hole con su ánimo logrará contagiar a todo el estadio. Lo que te lleva a preguntar si es que Las Vegas será capaz de crear su propio Black Hole e igualarlo, pues en Los Ángeles no sucedió. Incluso los mismos jugadores del equipo se han dicho estar sorprendidos de todo el apoyo que han mostrado los fans durante todo el acontecimiento de la mudanza, y esperan que este domingo el estadio esté más electrizante que nunca.
Los Raiders son un equipo que se irá a Las Vegas con más dudas que respuestas, parece que están siendo construidos de la manera correcta, pero Jon Gruden, de vez en cuando hace un movimiento que hace rascarte la cabeza. Los años pasan, los coaches vienen y van igual que los jugadores y los resultados a la defensiva son los mismos. El equipo carece de suficiente talento en playmakers y de banca en general. Qué pasará con Derek Carr seguirá como el qb del equipo o buscaran a alguien más (situación que aborde en el artículo de Retrospectiva de la semana pasada). Todas esas preguntas se las tendrán que hacer los fans de Nevada, ya es problema de ellos, no de los fans del Norte de California, ellos después del domingo no tendrán de qué preocuparse.
A pesar de que el equipo no ha encontrado su ritmo en el campo de juego, y ha sido una burla en la cuestión administrativa, los fans estarán presentes el domingo, sin importar todas las derrotas, los cambios de coaches, las dudosas decisiones y la mudanza a una nueva ciudad, por más que el equipo ha dado mil razones a través de los años para que te quedes en casa (o en mi caso para que vea otro partido), los fans de Oakland solo quieren una última vez de todo. El niño y adolescente fanboy, que lloraba cada derrota y celebraba cada victoria como si hubieran ganado el Super Bowl, el que no le importaba que pasara la siguiente semana, solo quería que ganaran ese domingo para tener un buen día, regresara por última vez, ya que al igual que los fans de Oakland, lo único que quiero y ellos quieren es un último recuerdo de los OAKLAND Raiders.