Albert Camus murió un día como hoy de 1960. A diferencia de muchos intelectuales de su época, el autor de El extranjero, fue un entusiasta del futbol, deporte que practicó como portero, una posición que acabó por enseñarle algunas cosas sobre la vida.
Eduardo Galeano en su libro El fútbol a sol y sombra, le dedicó un pasaje en el que escribió:
En 1930, Albert Camus era el San Pedro que custodiaba la puerta del equipo de futbol de la Universidad de Argel. Se había acostumbrado a jugar de guardameta desde niño, porque ése era el puesto donde menos se gastaban los zapatos. Hijo de casa pobre, Camus no podía darse el lujo de correr por las canchas: cada noche, la abuela le revisaba las suelas y le pegaba una paliza si las encontraba gastadas.
Durante años de arquero, Camus aprendió muchas cosas:
-Aprendí que la pelota nunca viene hacia uno por donde uno espera que venga. Eso me ayudó mucho en la vida, sobre todo en las grandes ciudades, donde la gente no suele ser lo que se dice derecha.
También aprendió a ganar sin sentirse Dios y a perder sin sentirse basura, sabidurías difíciles, y aprendió algunos misterios del alma humana, en cuyos laberintos supo meterse después, en peligroso viaje, a lo largo de sus libros.
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