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Carlos Calderón: la memoria del futbol mexicano

El año futbolístico nos dio la bienvenida con uno de esos goles que son golazos por su esencia azarosa, inesperada. Giroud finalizó un contragolpe del Arsenal con un remate al estilo “escorpión” y todavía la pelota tuvo el descaro de pegar en el travesaño antes de cruzar la raya, convirtiéndose en eso que llaman “campanita”.

Manuel Jabois en su columna de esta semana en El País rememoró un gol de Alfredo di Stéfano que anotó al estilo “escorpión” en 1957 con la Selección española y que el día de hoy nadie puede encontrar.

Por lo mismo se han derivado leyendas, curiosidades, testimonios que han hecho de ese gol una obra literaria “y fundamental del tiempo en que las cosas había que imaginarlas para revivirlas”.

El gol de Giroud – concluye Jabois – “será un golazo con millones de espectadores. No se podrá soñar: ese tiempo, el mejor y el peor de los tiempos, ya no existe”.

Carlos Calderón Cardoso, autor del Anecdotario del futbol mexicano I y II, y Trelles, una joya como homenaje por los cien años del entrenador más ganador en México, nos remite a esos tiempos, sus libros fungen como una memoria literaria. Sus historias – las de los demás – tienen ese don “Ibargüengoitesco” de presentarnos a los grandes ídolos con defectos y cotidianidades impensables.

De qué forma empieza tu carrera como historiador mexicano?

Estudié la carrera de historiador en la UNAM y en mi último año, se hizo un proyecto de Porfirio Díaz con la Editorial Clío que recién iniciaba. Me invitaron a trabajar en la parte que tenía que ver con la vida cotidiana y después de este proyecto hicimos una serie de libros sobre los Presidentes de México y Enrique Krauze nos pidió a los que estábamos colaborando que hiciéramos propuestas de otros temas. Yo propuse la historia del futbol mexicano en cinco tomos y a Enrique le gustó la idea pero me dijo que la Editorial buscaba hacer cosas serias y aunque a él le gustaba el futbol, no se le hacía un tema serio. Pero de todas maneras hicimos un demo y tuve la suerte que por esos días llegó su hijo León Krauze, vio el demo, le gustó y le dijo a un editor que quería participar en el proyecto. En ese momento me hablaron para decirme: “tenemos una noticia buena y una mala, la buena es que ya aceptaron tu proyecto, la mala es que tienes que meter al hijo del jefe”. En ese momento yo no conocía a León y para mi sorpresa, León trabajó muy bien. Sacamos los cinco tomos y resultó que se vendieron más de 100 mil ejemplares. Enrique Krauze hizo una junta y decidió que se iba a abrir un departamento de proyectos deportivos para la Editorial y me nombró a cargo de los proyectos. Yo no quería, yo quería seguir con lo de los Presidentes u otros temas, porque mi especialidad es Siglo XVIII y XIX en México y se lo externé, le dije: ¿qué pasa si no quiero? Y me contestó: ¿Qué pasa si no te contrato?, en tono de broma y en serio.

¿Qué detona que empieces con tus propias publicaciones?

Después de los proyectos con Clío, sacamos un libro del Centenario del Pachuca y dos años más tarde otros dos libros más, y a partir de ahí tuve la idea de sacar el Anecdotario porque tenía muchísimas entrevistas, una serie de anécdotas interesantes en el tintero. Empecé a trabajar para Mediotiempo.com donde publicaba una o dos anécdotas a la semana y llegó un momento en el que vi que tenía más de 200 escritas y decidí sacar las mejoras para conformar el Anecdotario. Lo publiqué con la editorial Ficticia, en una ediciones que se llamaban: ediciones del futbolista. Funcionó muy bien, es un libro que se comenzó a vender en varias partes del mundo, en Rusia, España, funcionó muy bien. Pero después tuve problemas con la editorial y decidí no sacar la segunda versión con ellos, sino por mi cuenta años después, junto con Futbología. Por cierto, tiempo después, platicando con Humberto Meléndez, el dueño de Futbología, le planteé la idea de sacar un libro por los 100 años de Nacho Trelles. Yo tenía unas 10 entrevistas con Nacho, muchísimas anécdotas, prácticamente toda su vida dentro del futbol y me di a la tarea de organizarlas, de hacer otras entrevistas y lo escribí todo en primera persona, como si él lo estuviera contando.

Con años y años dentro de la investigación sobre el futbol mexicano, ¿cómo percibes lo que antes era visto sólo como un deporte y ahora aparte de ser un deporte es un espectáculo y negocio con una enorme influencia mediática?

Los cambios han sido muy fuertes, desde la primera liga de 1902, cuando comienzan por el simple amor al futbol, los tiempos duraban 35 minutos por la altura de la Ciudad de México, donde los árbitros eran los futbolistas que sobraban. Era más por amor a la camiseta, los futbolistas duraban toda la vida en un equipo, podía haber cambios, pero siempre regresaban y tampoco tenían sueldos, los futbolistas tenían otras profesiones. El futbol se profesionalizó en 1943 y todavía en 1950 había jugadores que les pagaban con canicas, como a Raúl Cárdenas en el Zacatepec. Sí podemos ver una evolución sustancial reflejada en la comparación de los salarios que se ganaban en décadas anteriores con los actuales. Fue en los 80s cuando mejoraron las prestaciones y de pronto, varias empresas ya eran dueños de dos o tres equipos, como Televisa o Grupo Burillo. Y hoy en día, el futbol ya no se considera un deporte, el futbol mexicano y a nivel mundial, es un gran negocio en donde el espectáculo es lo principal, pero el espectáculo para poder dar ganancias, y para eso recurren a los jugadores extranjeros y a la nueva regla del 10/8; con eso van a matar al futbol mexicano porque eventualmente van a dejar de salir futbolistas jóvenes. Los directivos no piensan a futuro.

¿Qué es lo más valioso de tu trabajo como historiador del futbol mexicano?

Ser historiador en este país no es una carrera que te haga rico, es una carrera que te da el gusto por conocer el pasado, descubrir cosas nuevas sobre hechos relevantes históricos que tú no viviste pero que vives a través de los ojos de los demás o de los documentos y terminas por meterte de lleno. Cuando platico con jugadores que jugaron en los 40s o 50s lo hago como si lo hubiera vivido yo también. Eso y dejar un legado de cosas a la gente que me lee, es lo mejor. También me gustaría que la gente viera que el futbol mexicano pudo haber crecido mucho más y no lo dejamos crecer, que no aprendemos de esos errores del pasado y en el presente seguimos haciendo cosas que para el negocio pintan muy bien, pero ¿qué futuro nos espera?

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Written by Miguel Lapuente

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