Durante años, la entrega del Balón de Oro me ha parecido absurda. No concibo un futbol tan absoluto como para tener el atrevimiento de entregar un premio que denomine quién es el mejor jugador del mundo teniendo tantas variantes en el análisis que nos orillan a la subjetividad.
Sin embargo, entiendo, o al menos me resigno a entender, lo que significa en un futbol “hollywoodiense” – término que tomo de José Samano, de quien pronto hablaré – el hecho de crear tanta faramalla alrededor de los jugadores nominados para hacer crecer su marca, perjudicando los valores deportivos a través de estereotipos.
En tertulias futbolísticas he conocido gente que comprende lo absurdo que conlleva un premio tan absoluto, y ven en este caso un problema: el futbol se ha convertido en estadística. Yo comparto este argumento porque veo en los análisis “profesionales” una tendencia por resaltar los números en lugar de muchas otras cosas que son parte de la esencia de este deporte y que parecen olvidadas, relegadas.
Ahora sí, para escribir el ejemplo que sustente mi argumento, pasemos a la sabiduría de uno de los mejores cronistas de futbol: José Samano. En un artículo suyo titulado Sin Busquets el balón no es oro que escribió para el diario El País, expone como se menosprecia a jugadores que no acaparan las portadas, pero que sin ellos, los que sí acaparan las portadas, probablemente no acapararían nada. Tal es el caso de Busquets.
“Otros muchos han sido los actores principales de este Barça y de la España exitosa, pero Busquets ha sido un excepcional actor de reparto, el que mejor saca brillo de estrellas. Con este observatorio con botas no pocas veces uno han sido once. Cabe que sus numerosas virtudes pasen desapercibidas para un amplio sector de la grada y de la mediosfera; lo llamativo es que sus rivales, muchos votantes de ese boato Balón de Oro, no las aprecien lo suficiente pese a ser sus víctimas”, escribió Samano.
Puntual análisis del periodista español, además que publicándolo le hace un poco de justicia a Busquets y a tantos otros futbolistas que permanecen bajo la sombra de los que aparecen en comerciales y utilizan tachones personalizados por marcas que se encargan de globalizar el futbol a través de figuras futbolísticas.
Pero qué se le va a hacer. Con esta nota de opinión tampoco pretendo eliminar la premiación ni decirle a los lectores que Messi y Cristiano son malos jugadores, para nada. Lo que sí pretendo es fomentar el reconocimiento que tienen los escuderos de las estrellas, los futbolistas sin cara que pasan desapercibidos entre tantos récords que se imponen cada jornada. Porque sé que no se han perdido del todo esos valores, ya que ocasionalmente escucho a mis amigos hablar de jugadores como Gattuso, venerándolos…cuando muchos de ellos no le llegaban ni a los talones a un tipo como Busquets, quien nunca ganará un absurdo Balón de Oro.
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