El dorsal número diez en el futbol promueve un estereotipo del talento que sobresale por encima de los demás. Ese talento siempre está relacionado con la ofensiva, nunca con la defensiva. El diez es un número redondo y en el futbol representa el equilibrio de talento que todo equipo necesita. El siete necesita de un diez, el once requiere de un diez, el nueve se alimenta del diez y casi todos los demás trabajan para él.
Sin embargo, hay un número que representa una rebelión en contra de esta idea, un número que han portado y todavía portan jugadores que no han querido la diez, a pesar de tener las características necesarias, el veintiuno.
Con el tiempo y por una herencia en la forma de ver el futbol, los jugadores que portan el número veintiuno me llaman más la atención. El diez me parece soberbio, un cliché que no siempre es congruente con lo que representa, porque ya hay muchos casos en los que la idea de ese número se pierde, y pasa a representar otras cosas, como un liderazgo impuesto. Ante la degradación y confusión de esta idea futbolística, encuentro en la rebeldía del veintiuno un nuevo equilibrio, tal vez un poco más bohemio.
Andrea Pirlo, que utilizaba el veintiuno, comenzó jugando como mediapunta y terminó jugando en los terrenos del número cinco, demostrando que la visión de campo no sólo es útil después de la media cancha. El italiano, con esa forma de jugar, en la que su melena al aire libre confirmaba que el peinado más complicado tiene un grado de desinterés, tenía la capacidad de cambiar las sensaciones de un momento con un pase o un recorte. En la Euro 2012, Italia se enfrentó contra Inglaterra y el partido se definió en la tanda de penales. Después de que Montolivo fallara su penal y Rooney pusiera por delante a su selección, Pirlo definió a lo panenka. Tiempo después, explicó que decidió ejecutarlo de esa forma porque Joe Hart estaba muy crecido y necesitaba un golpe a su ego. Italia eliminó a Inglaterra.
El escritor David Trueba le dedicó un artículo a la definición de Pirlo e hizo referencia a una frase de Rafael Azcona: “ las mayores demostraciones de inteligencia las he visto en algunos lances de futbol”. Además, Trueba aseguró que “en esa inteligencia para cambiar la dinámica está la más elocuente denuncia de quienes insisten en la demolición de derechos, conquistas y protección ciudadanos, pero siguen enfrascados en no se sabe muy bien qué, pero que podríamos definir como la política del patadón a seguir”.
El primer jugador que vi portando la camiseta con el dorsal número veintiuno fue a uno de mis hermanos, en un torneo en el que su equipo logró llegar a la final – en gran parte gracias a él – a pesar de todos los pronósticos. En ese momento, a su corta edad, mi hermano ya mostraba una actitud bohemia fuera y dentro de la cancha. Por eso comprendí lo que representaba ese número, el veintiuno, el de Pirlo.
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