Lonzo Ball comienza con el pie derecho lo que pudiera ser la mejor historia de amor en Los Ángeles en un largo tiempo.
Los Lakers de Los Angeles son campeones. No, no se trata de ningún chiste o #tbt, el equipo angelino es el actual campeón de la NBA… Summer League.
Independientemente de si la organización exhibirá ese trofeo en sus vitrinas o no, lo que sí se puede rescatar de este torneo realizado en Las Vegas, donde los jugadores le ponen un poquito más de esfuerzo que los que hacen los uniformes (HO-RRI-BLES), es que su nueva esperanza, en forma de un joven de 19 años con un semi-afro nada envidiable, parece ser la respuesta que tanto buscaban.
Elegido como el segundo lugar en el Draft, sólo por debajo de Markelle Fultz, el point guard de 1.98 metros salido de UCLA superó la primera prueba y se mantuvo a las expectativas con las que llegó a la legendaria escuadra de California.
No recuerdo un Draft de la NBA en los últimos años que causara tanto furor y morbo como el que acaba de pasar y mucho se debió a la presencia de Lonzo Ball. Dejando a un lado las irreverentes afirmaciones de su papá, Lavar Ball, de que Lonzo era mejor que Stephen Curry, LeBron James y Russell Westbrook, el talento de “Zo” estuvo a prueba durante los ocho partidos que duró el campeonato veraniego y terminó dejando una muy buena impresión.
A pesar de que su estreno con el equipo fue muy malo, incluso para estándares de los actuales Lakers, marcando sólo 5 puntos, 5 asistencias y 4 rebotes, Lonzo mejoró de inmediato marcando un triple doble en su segundo partido y terminando como MVP de la Summer League, promediando 16.3 puntos, 9.3 asistencias y 7.7 rebotes por juego.
Con todo y los pequeños sustos que dio por lesiones en la pantorrilla y el tobillo, ésta última le impidió jugar la final contra Portland, y las ya regulares distracciones por parte de Don Lavar quien declaró que su hijo merecía un contrato de 3 billones de dólares con cualquier marca de zapatos que lo quisiera patrocinar, el número “2” de los Lakers demostró que está listo para convertirse en el nuevo superhéroe de Los Ángeles.
Pero para aquellos que esperan ver un “renacimiento” de Kobe Bryant en Lonzo, lamento decirles que no podrían ser más diferentes, con excepción de ese horrible intento de afro que Bryant también utilizó en sus inicios. A diferencia de “Black Mamba”, el nuevo movedor de Lakers brilla más por su increíble visión de campo y manejo de balón, en especial por la precisión de sus pases, que por su capacidad de anotar puntos.
Y aunque uno pensaría que los fans de Lakers tendrían más cuidado en entregar sus corazones, sueños, esperanzas y billeteras a cualquier joven promesa (cof cof D’Angelo Russell), todo parece indicar lo contrario, ya que abarrotaron cada juego de su equipo en Las Vegas, dando inicio formal a la Lonzomanía.
Así que, sí fans de los Lakers, celebren (¿tal vez no presuman?) esta pequeña victoria, sí sueñen con la idea de un nuevo y brillante futuro para su equipo, sí compren el jersey de Lonzo Ball, sí cópienle el peinado y pónganlo de moda… o no, mejor no, olvídenlo, en serio, POR FAVOR NO. Pero recuerden que si ni siquiera una historia de amor ubicada en Los Ángeles y protagonizada por Emma Stone y Ryan Gosling pudo terminar en un final feliz (cue a la canción “City Of Stars”, ya saben, la del pianito, tin tirin tin, tirin tirin tirin tirin), entonces tal vez lo mejor no sea ilusionarse de más.
Por el momento sólo nos queda esperar al arranque de la temporada 2017-2018 de la NBA para saber la respuesta a estas preguntas:
- ¿Podrá Lonzo sobrellevar la presión que representa ser la estrella de un equipo como Lakers?
- ¿Podrá Lonzo mantenerse alejado de la fanfarronería de su papá y de los temas extra cancha que son el pan de cada día en Los Ángeles?
- ¿Podrá Lonzo mantenerse saludable y competir al tú por tú contra los mejores de la liga?
- ¿Podrá Lonzo ser el Ryan Gosling en la visión de Emma Stone sobre qué hubiera pasado si los dos se hubieran quedado juntos?
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