Por Roberto Garza Lira
En la más reciente final de conferencia de la AFC, Twitter, Instagram y Facebook derramaron miel e hirvieron en ira al mismo tiempo. Hacía tanto que no se veía la cantidad de personas con el jersey de Brady o de Big Ben, o en su defecto, apoyando a uno de los dos sin mercancía oficial.
No tardaron las páginas de memes, ni uno que otro hater, a salir a burlarse (y enojarse) de los “villamelones”, aquellos a los que nunca se les había visto publicar sobre NFL o que recientemente apoyaban a otro equipo.
¿A ustedes les sigue sorprendiendo esto? Es de Enero a la primera semana de Febrero cuando la primavera de fans, “expertos” y críticos de la NFL florece. Para la segunda o tercera semana de Febrero ya están todos marchitos. Fácil viene y fácil se va. ¿Entonces por qué el enojo?
Volviendo a la arrogancia en el conocimiento de deporte, existen personas que les fascina sentirse superiores a otras por el tiempo y la intensidad con las que siguen a su equipo, como si fuera una competencia. Estos mismos, son los que castigan fuertemente a quien se equivoca cuando está empezando a hablar del deporte. Si tú has sido castigado o criticado fuertemente por uno de ellos y no quieres que te vuelva a pasar googlea mi antigua columna de “como no hacer el oso hablando de NFL”, la cual espero tener una nueva edición dentro de esta columna.
Retomando, a mi me tomó “irle” a dos equipos antes de encontrar al que verdaderamente me apasionaba: Baltimore. Mi papá es gran fanático de Dallas y el primer Super Bowl que vi completo fue el de New England contra New York Giants, qué clase de partido. Por lo cual, los primeros equipos que me llamaron la atención fueron los Cowboys y los Giants. Bastante curioso que ambos fueran rivales. La cuestión aquí es que ninguno de los dos realmente me enamoró. Cuando John Harbaugh llegó a Baltimore, empecé a seguir de cerca a un equipo que su estilo de juego me resultaba bastante interesante: una defensiva agresiva y llena de playmakers y una ofensiva que aunque estaba enfocada en correr la bola, podía explotar con un pase profundo en cualquier momento. Bastaba ver un discurso de Ed Reed o de Ray Lewis para saber cómo era la filosofía del equipo. Poco a poco me fui enamorando hasta que descubrí que ese era el equipo al que quería.
Y ahí está la cuestión. Para encontrar un equipo que te enamore y le desarrolles una pasión necesitas tener tiempo siguiendo el deporte. Se ocupa evaluar cada estilo de juego y se ocupa encontrar en un equipo la identidad que más te parezca admirable. Los equipos que mejor muestran un estilo interesante y espectacular son normalmente los enrachados o los que están pasando por su mejor momento. ¡¿Cómo rayos Aikman-Smith-Irvin no iba a anonadar a los que empiezan a ver el deporte?! Lo mismo con quien empieza a conocer y se topa con los Patriots de 2007 que jugaron casi a la perfección. O con los recientes Seahawks, que si lo pones en papel es un equipo digno de hacerles una película: equipo subestimado lleno de jugadores que nadie creía en ellos con un entrenador excesivamente carismático. Y que ganan. Y que juegan explosivo. Y que son balanceados. Y que son agresivos.
En definitiva, los actuales Seahawks se ganaron el crear una nueva afición deleitando con su juego. Es muy, muy, muy difícil que para alguien que apenas empieza a ver el football no se subiera en el hype de un equipo tan consistente. Mismo con los Patriotas. Mismo con Green Bay.
El problema radica en jurarse el mayor fan de un equipo y luego cambiarse cuando estos van mal. Muchos que se habían subido al tren de Baltimore o de San Francisco cuando el Super Bowl ya dejaron al equipo atrás cuando enfrentaron las malas rachas. Y es que es difícil seguirle fiel a un equipo mediocre. Más aún al que da pena por no tener ni pies ni cabeza (claro que no hablo de los Browns).
Los villamelones siempre van a existir. Es un resultado de un firme deseo de quedarse dentro de la conversación. Así como siempre van a existir los pseudo-analistas y expertos. Mi recomendación es simple: enséñales a amar al deporte y no al equipo y poco a poco le encontrarán un amor (que no dure tres temporadas) a un equipo. Con mis amigos, procuro que antes de cada partido darles un preview de qué es lo que deben ver y que no les pase desapercibido; les explico las jugadas y les trato de dar un contexto del jugador y del equipo. De esta manera creo que es más factible se vayan naturalizando con el deporte y encuentren algo que los identifique con algún equipo. Y se queden ahì, porque ese es el punto. Pueden gustarte varios equipos, pero al final, siempre va a haber uno que sobresalga.
Recordemos que al final de todo la competencia en el football está en la cancha y no en los sillones. Quien sea el mejor fan no es lo importante, la calidad del fan sí.
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